El impacto de la transformación digital en educación desde la perspectiva de una profesora de primaria, de educación especial y orientadora de aprendizajes
Presentación
Nuestra invitada especial en la edición de hoy en radioTFK, Sandra González, es profesora de educación primaria, profesora de educación especial y se desempeña como orientadora de aprendizajes. Además de haber destacado como estudiante de la Universidad Nacional del Sur, trabaja actualmente en la escuela 30, la escuela primaria del barrio Rucci, donde asisten 500 estudiantes de Bahía Blanca. Además es la principal trabajadora detrás del programa Zapasolidaria del CCi.
Familias, escuelas y pantallas
Quiero comenzar mencionando que resulta preocupante lo que está pasando ya desde hace muchos años respecto a las dificultades de los niños en la adquisición de la lectoescritura, es decir, para alfabetizarse. Cada vez son más las dificultades tanto en comprensión y fonoaudiológicas, al punto que se necesitaría hacer investigaciones específicas sobre por qué suceden. Mi hipótesis a partir de la experiencia día a día es que se la problemática se debe a la falta de espacios de escucha, que se da cuando las familias no tienen tiempo y falta también el estímulo, y entonces para que un niño o niña no moleste se le entrega un aparato.
Me sucede en reuniones con familias con varios hijos que la situación se repite calcada y entonces interrumpo, les pido que aguarden, saco del armario un juguete del armario y lo cambiamos por el celular.
El tema de la exposición frente a las pantallas, tanto tablets, celulares o televisión donde no hay un control y hay una exposición larga. 4 hs. de videojuegos, a veces violentos, contenido de youtube también violento y hasta adulto. Esto genera situaciones que se ven en la escuela y después las familias suelen culpar a docentes diciendo «vos no sabes qué hacer con mi hijo».
Trabajo articulado y responsabilidad compartida
La exposición irrestricta a pantallas termina provocando niveles elevados de ansiedad y poca capacidad para controlar los impulsos. Ahí el docente es poco lo que puede hacer si se encuentra solo en esta tarea, sin el acompañamiento de la familia. y entonces es ahí que el niño no puede adquirir la lectoescritura. Hay chicos que pueden igual por su capacidad, que les permite aprender aún a pesar de todo. Pero a otros no, y a cuántos de nosotros no nos costó un contenido y tuvimos ayuda de alguien que nos tuvo que explicar?
Se pueden implementar ayudas técnicas, desarrollos digitales, y otras cosas específicas del mundo digital. Pero mientras tanto tenemos que hacer el proceso de educación junto con las familias, trabajando paso a paso en forma conjunta y destacando la corresponsabilidad de cada persona, ese 50%. La responsabilidad de docentes en la escuela no se deslinda, pero es fundamental el acompañamiento de cada familia, porque en la escuela cada estudiante solo transcurre 4 horas 5 días a la semana, contra el resto fuera. En ese tiempo fuera existen demasiados estímulos sin restricción que aumentan los niveles de ansiedad y dificultan que cada estudiante pueda focalizar su atención. Los chicos se dispersan continuamente, se enojan, se vuelven violentos, no forman hábitos necesarios para el estudio y lo manifiestan muchas veces con conductas violentas. No pasa por estigmatizar ni castigar, pero lo que está pasando en la escuela es en la mayoría de las ocasiones un reflejo de lo que pasa en casa y de lo que ven y experimentan. Hay dificultades serias a la hora de analizar críticamente esta falta de control por parte de las familias.
responsabilidad Del Estado Y la formación docente
El aporte del estado tiene que estar. El estado tiene que hacerse cargo de capacitar a los docentes en alfabetización digital, primero a los docentes de todos los niveles y modalidades; y obviamente también capacitar a los niños y las familias.
En la escuela 30 vamos a hacer un taller para para familias porque tuvimos una serie de dificultades con los niños de quinto y sexto que tiene que ver con el uso de las redes. Conflictos que surgen, y que si bien pueden ocurrir fuera de la escuela, le pasan a niños de nuestra escuela que están interactuando y en ocasiones no se dicen las cosas de frente y las cosas quedan así solo en las redes. Después estos episodios llevan a el cyberbullying, sexting y la respuesta muchas veces es «Listo, no se toca más el celular», pero eso no parte de lo real, no se va a poder sostener porque no se trata de la prohibición de las pantallas, sino del uso responsable.
Uso responsable de pantallas, familias y escuela
En nuestro caso estuvieron de acuerdo un número importante de familias porque hasta hubo un caso donde trajeron un arma de juguete a la escuela, y entonces sirve de ejemplo de cómo se puede complejizar la situación, hacerse más grave, y por eso entonces tenemos que anticiparnos y trabajar con las familias. Este taller para padres justamente lidia con eso, con el uso problemático y el uso responsable de las redes y la tecnología digital.
El impacto de la pandemia y el uso de cotidiano de tecnología en educación
Para mí el impacto tecnológico de la pandemia fue super beneficioso, porque se asocia a lo que mencionaba sobre al uso responsable. Es decir, hay que enseñar el cómo, pero el uso de la tecnología fue muy buena porque permitió -en un estado de aislamiento tan grande- que nos conectáramos todos. No solamente conectar desde lo que son los aprendizajes, sino también desde el vínculo humano. Había en un curso niños que lloraban por que extrañaban a seño del año pasado, una seña de primero. Había estado apenas un mes, entonces hicimos esta flexibilización donde dijimos bueno, veamos cómo la maestra puede ir con los nenes de segundo, vía zoom, sus ex- alumnos de primero. Siempre trato, aún en las adversidades, de ser optimista. Fue beneficioso y son cambios que vinieron para quedarse.
Continuidad del uso de tecnología digital tras la pandemia
Aún a pesar de todas las dificultades, hay afortunadamente una continuidad el uso de lo digital que se ve en la escuela, en maestras que, cuando por ejemplo hay nenes que faltaron, ellas suben las tareas al grupo de WhatsApp. Hay explicaciones como la división donde la docente se graba, y dice, «Bueno, voy a explicar porque hay padres que no pueden ir a la escuela porque no le dan los horarios laborales, porque son pocas las mamás que se acercan y otros papás ni están, ni saben cómo van a enseñársela a sus hijos. Entonces con una anticipación se graba en el pizarrón actividad y se permite algo a lo que de otra forma no todos tienen acceso.
Roles en la tarea colectiva de educar
Queremos formar alumnos empoderados, preparados para afrontar los desafíos de la vida; estudiantes que puedan sortear obstáculos y no sucumbir frente a una frustración. Alumnos que desarrollen su capacidad de creatividad, pero para eso necesitamos unirnos y trabajar en conjunto. Me refiero al Estado, a los docentes, a los directivos. a las familias y a los mismos alumnos. Para ilustrar esta idea me gustaría compartir la fábula de «Seré un Colibrí», narrada por la ecologista keniana y premio nobel de la paz, Wangari Maathai, destacada por su obra de vida y su propuesta del cinturón verde de Arbolado en Nairobi
Evitar la desconexión A pesar de todo
Pensando concretamente en cómo acompañar, para salir de lo abstracto, si tengo menores de edad a mi cargo: lo que ellos vean, yo también verlo. No como vigilancia, sino desde compartir. Tratar de evitar la desconexión y que quede por un lado una criatura con su teléfono -o mi teléfono- mientras yo me pongo a cocinar, limpiar o conversar.
Estamos sobrecargados y sobrecargadas, en Bahía Blanca tuvimos el temporal, los establecimientos educativos están saturados, tenemos matrícula que viene de establecimientos de gestión privada que ahora está llegando a establecimientos de gestión pública y hay un promedio de 30 estudiantes por aula por escuela, lo que vuelve casi imposible el buen desempeño. Todo esto hay que decirlo y revertirlo para que la situación mejore.
Cómo acompañar a nuestros hijos en el uso de pantallas
Acompañar implica decidir involucrarnos para aprender con nuestros hijos, sobrinos, nietos. Compartir ese espacio. Si ellos están mirando un dibujo, sentarse a verlo también y tratar de que la pantalla estimule el encuentro humano, la charla, las preguntas, el aprendizaje. Que no sea el dibujo por el dibujo mismo. Analizar cuántos cortes tiene lo que está viendo, qué musicalización, qué pasa con los anuncios. ¿Consumen cosas azucaradas todo el tiempo bueno en el dibujito? Porque después, obviamente, mi hijo o mi hija va a decir «Che, comprame» porque lo que estamos viendo es una publicidad ficcionalizada, que persigue fines de comercialización y consumo.
Es muy importante que nos adelantemos y estemos viendo más allá de lo que se ve en la pantalla, no diciendo «Bueno, son cosas para chicos» porque si bien es cierto que están hechas para chicos, las hacen adultos, y hay un modelo de negocio detrás de todo eso y es clave evitar ser negligentes al respecto.
También destacar que hay dibujitos violentos y sucede que escuchamos un fragmento y detectamos mucha violencia, entonces por ahí, después de que se ve ese dibujito, buscar un momento para poder conversar y poner en tela de juicio qué es lo que está viendo y construir un juicio crítico para que no de lo mismo, y la próxima, tal vez poder elegir algo mejor junto a ellos.
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